lunes, 13 de abril de 2020

La pandemia, el derecho a la vida y el papel de la educación en estas circunstancias

Desde el año 2018, a raíz de la aplicación de las medidas económicas nefastas, la Unidad Democrática del Sector Educativo (UDSE) ha venido alertando sobre el desplome de la educación como derecho humano que en el marco de la emergencia humanitaria compleja. Llegada la pandemia a Venezuela, la educación ha sido uno de los reflejos de la crisis social que ha demostrado un avance vertiginoso y un alejamiento de las metas del milenio establecidas por la UNESCO. Recubrir con fraseología esta realidad no es atender con responsabilidad lo complejo de esta pandemia y sus efectos en el pueblo, que viene soportando las penurias de esta injusta e inhumana crisis económica y social.

Dejamos claro en nuestro pronunciamiento de fecha 31 de marzo 2020 que lo prioritario es salvar a la humanidad con la solidaridad mundial. Sin embargo, en este nuevo pronunciamiento queremos fijar posición crítica frente a las últimas políticas decretadas por Nicolás Maduro y ejecutadas por Aristóbulo Isturiz, referente a la finalización del año escolar 2019-2020 en casa bajo el plan “ Cada Familia una Escuela”, acompañado por la estrategia de la modalidad a distancia.

El régimen ha insistido, y más en este contexto de contingencia, en desarrollar una política educativa centralizada y ajustada a la intervención específica del hecho pedagógico, aislando al docente como el profesional conocedor de las realidades sociales, académicas y formativas de los estudiantes, de su entorno familiar y de la escuela, actuando contra los principios constitucionales. En este caso, el docente pasa a ser un ente sumiso y obediente de las estrategias trazadas. No cumplirlas trae como consecuencia el acoso laboral por parte de funcionarios del MPPE en la propia casa del maestro, donde cumple el aislamiento social. El régimen, utilizando su poder hegemónico, en esta pandemia ha alterado el sentido de responsabilidad de suministrar las herramientas para que los docentes y las familias, desde sus casas, puedan tener las condiciones necesarias a fin de abrir espacios de aprender en el hogar mientras se esté en esta situación sanitaria. Al contrario, aparte del control social que ejerce, también promueve el control pedagógico para aniquilar la función docente. Es como pedirle a un trabajador de limpieza de un hospital que discuta con el médico cirujano las técnicas para operar, a sabiendas que la función de ese trabajador es otra. En definitiva, lo que queremos ilustrar es que acordar los contenidos pedagógicos sin el maestro significa que se está quebrantando la función docente y a la propia escuela, por más que hoy esté en la casa.

Estamos seguros que el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa le recordaría a Aristóbulo Istúriz aquella presentación que realizó por allá en el año 2006, cuando intentaba profundizar los escritos sobre el Estado Docente. Tal vez diría: "Aristóbulo, la teoría y la práctica la tienes en una profunda contradicción",


La educación a distancia no es un fin en sí misma, sino un medio que apoya al encuentro del conocimiento


Siendo la educación a distancia una metodología de enseñanza-aprendizaje que se desarrolla parcial o totalmente a través de las tecnologías de información y comunicación, bajo un esquema bidireccional entre profesor y estudiante, es necesario que se cuente con una serie de condiciones para que su implementación pueda ser eficaz. La evaluación realizada por las propias Zonas Educativas sobre este punto en particular, ha registrado que los problemas sociales del docente y de las familias han tenido un peso para que este sistema a distancia no haya sido lo más activo posible en las primeras semanas de su implementación. La UDSE ha verificado que de cada diez (10) familias seis (6) en las grandes ciudades no tienen acceso a Internet ni celulares inteligentes para poder entrar a las plataformas comunicacionales planteadas por el MPPE, mucho menos en Estados como Delta Amacuro, Amazonas o zonas estrictamente rurales. 

Por otro lado, los docentes de los diferentes niveles no tienen las suficientes herramientas e instrumentos para construir materiales de apoyo y menos se ha logrado la comunicación con todos los estudiantes para buscar un mecanismo de evaluación. A esto se agrega el gran porcentaje de estudiantes de educación media que iniciaron el proceso escolar 2019-2020 sin docentes especialistas en las áreas de biología, química, física, matemática, Ingles ¿qué pasará con esto? De la misma manera ¿Qué pasará con los niños y adolescentes de educación especial? que requieren actividades presenciales que son insustituibles porque cada niño bajo esta condición vive un proceso distinto. Cada día que se pierde puede significar el retroceso para ellos que no pueden recuperar. Por ser esencial las actividades relativas al desarrollo psicosocial y motor para este sector, es urgente la planificación de la atención desde la casa con el acompañamiento de los especialistas. Problema puntual es que los educadores no tienen las condiciones tecnológicas y tampoco se la han suministrado.

Aunado a este cuadro, se agrega la carga que tiene el docente y su grupo familiar de atender a la vez la escasez de agua, luz, comida. Y lo hace con unos salarios desvalorizados y devaluados. Que se haya extendido el estado de alarma por 30 días más, requiere urgentemente que el patrono pague la deuda de aumento salarial de 280% contraído en la II Convención Colectiva Única y Unitaria, aparte de los beneficios sociales y de seguridad social. 

Maduro y Aristóbulo, sin resolver estos graves problemas, convocaron a finalizar el año escolar en casa, lo cual para nosotros es una gran irresponsabilidad como lo hicieron. Ya veníamos advirtiendo que el MPPE no estaba preparando todo lo que representa el sistema educativo y su escolaridad para afrontar la llegada del COVID-19 .

¿Hasta cuándo Aristóbulo vas a seguir viendo la educación como una simple práctica de materia vista, cantidad de horas de clases dadas, pero ahora en casa solo para cumplir un requisito administrativo y lo esencial se soslaya?. La contingencia generada por la pandemia nos llama a buscar políticas educativas centradas más bien en los valores, en la práctica solidaria, en la formación para la vida.


Conducir la participación de la ciudadanía en una simple práctica populista, es un irrespeto a las comunidades educativas, al docente, estudiante, al pueblo en general


Hay un llamado a una “consulta” convocada por Maduro, por demás hecho a destiempo, debido a que hay una decisión ya instruida por el propio ministro de educación a través de los medios  de comunicación nacionales.

Esto nos hace recordar la “consulta” que realizaron en el año 2009 para hacer ver que había participación protagónica y aprobar la nueva Ley Orgánica de Educación. Pero también aquella famosa “consulta” del 2014 para ampliar el “debate” en torno a la Calidad Educativa. Nos salta también a la mente el llamado a “consulta” que hicieron con la transformación curricular, la adecuación curricular, y pare usted de contar. En esta oportunidad lo hacen en un contexto que exige alto sentido de humanidad debido al drama mundial vivido por el COVID-19. En estas circunstancias se requiere que los Estados del mundo dejen a un lado sus intereses para atender precisamente a la humanidad y centrarse en las políticas correctas para no vulnerar los derechos humanos. Pues en Venezuela, dicha “consulta” es una farsa más que trae consigo el ocultamiento del fracaso del proyecto educativo bolivariano, en detrimento del proceso escolar 2019-2020.

Si de lo que trata es que los protagonistas del hecho educativo en sus instancias organizativas sociales naturales participen en la “consulta”, ¿por qué siguen utilizando los mecanismos de control político-social como la Plataforma del Sistema Patria, que se ha convertido, con el carnet de la patria, en una herramienta político-electoral del partido de gobierno? En plena grave situación que vivimos es inaceptable esta política.


El educador se enaltece en su función pedagógica para recuperar la educación


Ante el descalabro educativo en nuestro país, es un reto hoy recuperar nuestro tan martillado valor social y el ejercicio pedagógico en plena pandemia del COVID-19. No tenemos quizás el equipo tecnológico necesario, pero tenemos el poder de la palabra, nuestra ascendencia y la pedagogía, por eso el maestro es insustituible.


¿Qué nos toca y qué podemos hacer?


No nos preocupemos por el contenido para cumplir requisitos administrativos que de nada tienen que ver con la formación de nuestros niños y jóvenes. Llamamos a rebelarnos asumiendo los principios constitucionales, los principios y valores educativos plasmados en la Ley Orgánica de Educación a partir de la libertad de cátedra. Nuestros aliados son los padres y representantes, la familia en general, no perdamos este vínculo tan valioso en este momento. Nuestra labor ha de ser formativa principalmente. Si lo que está en juego es la vida, nuestro principal norte es fortalecer los valores como la solidaridad, el compañerismo, el compartir, la honestidad, la conciencia ciudadana. La orientación hacia las buenas prácticas sanitarias: lavado permanente de manos, uso de mascarillas y guantes, todo orientado a la prevención y la protección de la salud. Abordar los problemas de la pandemia en un nuevo proceso la enseñanza-aprendizaje no solo debe ser un medio para la formación individual, debe ser una acción social colectiva para la formación de los ideales de justicia, democracia y libertad.

El esfuerzo pedagógico debe hacerse sobre el reforzamiento del apresto (inicial), la lecto -escritura y el desarrollo del pensamiento lógico matemático, es decir; las operaciones básicas. Los estudiantes de Media pueden leer un buen libro, promover la actividad lúdica y el juego para aprender a pensar, aprender sobre cultura y ciencia. Hay que incentivar a los jóvenes a pensar en su proyecto de vida a pesar de las adversidades. Esta situación que vivimos no está para enseñarle al niño nadar en seco con una piscina vacía.

La clave ahora es formar a nuestros estudiantes para la nueva sociedad democrática, para recuperar el país, sus potencialidades y capacidades. Los educadores de hoy y las nuevas generaciones estamos en el camino de construir una pedagogía que deje de ser del oprimido para que al salir de esta contingencia reconstruyamos al país.



Preservemos la vida, cuídate del COVID-19 

Salvemos a Venezuela 

Salvemos la Educación

#QuédateEnCasa




Unidad Democrática del Sector Educativo UDSE 




12 de abril 2020

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