sábado, 27 de abril de 2019

Profesión docente en Venezuela: trabajo calificado semiesclavo.

El régimen de Maduro abolió el trabajo bien remunerado, el salario digno y suficiente, la calidad de vida y los derechos laborales de los trabajadores de la enseñanza, para instaurar un sistema educativo y unas relaciones laborales de semiesclavitud. 

El pago quincenal que asigna la dictadura de Maduro, por el trabajo calificado realizado por los docentes, pasó a ser un acto simbólico, equivalente a dar las gracias. Todo trabajo asalariado, en estados de explotación, (tal es el caso del esclavismo, el feudalismo o el capitalismo) al menos tienen como fundamento garantizar las condiciones mínimas para la reproducción de la vida del trabajador y del trabajo mismo, es decir, lo mínimo para alimentarse, mantenerse en pie y garantizar la continuidad del trabajo. Estas condiciones no existen para el neoesclavo de la enseñanza venezolana. 

Ningún maestro, con el pago que recibe quincenalmente, puede adquirir lo mínimo necesario para alimentarse. La sobrevivencia de esta masa trabajadora depende de otros elementos: la sobreexplotación, el salario acumulado familiar, el llamado "rebusque" (trabajo informal) o las remesas provenientes de familiares en el extranjero. Un docente gana, en promedio unos 40 mil bolívares mensuales. Según estudios del CENDAS-FVM, para el mes de Marzo, la "Canasta Básica Alimentaria" tenía un costo mensual de 702.000bs, es decir, se necesitaría 17,5 salarios promedio docente para adquirir la CBA o lo que es lo mismo, con un salario promedio docente únicamente se cubre en 6% de la CBA. Esto resalta el estado de desvalorización de la fuerza de trabajo docente hacia un estadio de alta explotación, a la condición de semiesclavitud. 

Cabe destacar que los docentes, no sólo deben alimentarse, tienen además, la necesidad de asearse, vestirse, recrearse, movilizarse, educación, salud y viviendas dignas, estos derechos han sido también abolidos por el régimen de explotación. Esta situación adquiere carácter dramático para el semiesclavo de la enseñanza. Después de todo, solo queda señalar, como hecho práctico propio de los sistemas esclavistas, que adicionalmente, quedó abolido el derecho a la recreación y al libre esparcimiento para esta clase trabajadora. Quién que no pueda bien alimentarse, asearse, vestirse, mantener estudios de los hijos o reponer los utilizables del hogar, puede recrearse con este cuadro de pobreza y explotación. 

Pero esto no queda aquí, al trabajo intelectual realizado, por el oprimido, se le agrega como corolario el desgaste físico; la falta de dinero para el pasaje diario y la crisis general del sistema de transporte masivo, obliga al maestro a caminar diariamente largas distancias para poder llegar a los centros de trabajo, a las escuelas, ahora convertidas en centros de explotación docente. 

Se aprecia entonces una masa laboral intelectual sometida a unas condiciones de alimentación y de vida personal no adecuadas para el alto grado de responsabilidad y desempeño que se requiere para la formación y educación de calidad, para el desarrollo nacional, tiempo que debe dedicarse a la creación, a la investigación, a la innovación pedagógica y a la producción de conocimientos, está siendo quemado en la subsistencia personal. 

El desgaste físico y mental del docente, (parte del sistema de explotación instaurado,) está también conjugado por las penurias para adquirir y disfrutar de los servicios de electricidad, gas doméstico y agua potable. Hacerse de estos servicios representa una verdadera calamidad, el régimen esclavista ha impuesto un plan de racionamiento de electricidad y agua y un mecanismo de distribución del gas convertida en una odisea para los usuarios. El docente debe invertir valioso tiempo para poder aprovechar los servicios. En perspectiva, un maestro debiera llagar a casa y gozar de agua y electricidad plenamente. 

Para complementar el régimen de semiesclavitud, también fue abolido, por la práctica política y laboral de Maduro, la seguridad social, el seguro de HCM, el sistema de atención médica y el seguro funerario, además de buena parte de los derechos y beneficios sociales contemplados en la mancillada contratación colectiva de trabajo. 

Aunado a lo anterior hay que considerar que las condiciones de trabajo en cada institución también forman parte de todo el sistema de explotación, en su mayoría, las escuela no reúnen las condiciones mínimas para el desempeño de la labor docente, el desmantelamiento y deterioro es lógico, en un estado que ha abandonado su responsabilidad, que ha dejado las escuelas a merced del pranato y de la inseguridad, afectadas, también, por la crisis del agua y la electricidad. Aulas desprovistas de los recursos didácticos y pedagógicos, sin laboratorios, sin materiales deportivos, etc. esto entre otras muchas cosas, caracterizan la escuela venezolana. 

Obviamente que no estaría completo el régimen de opresión y explotación, sin un sistema de represión, que permita acallar las voces disidentes, que ante tantos perjuicios, osen levantar protestas contra el esclavista, para ellos ya están instaurados todo el andamiaje jurídico, administrativo, policial y paramilitar para la represión: Amonestaciones, Expedientes administrativos, detenciones, prisión, emboscadas, golpes y lesiones a maestros en protestas, etc. De todo hemos visto en estos últimos años contra el Gremio Docente. 

Pero tenemos el deber y el honor de decir, que el magisterio sigue en pie y luchando cada día con más fuerza y más organización, cada vez con más conciencia política, y cada vez con más fiereza, porque el magisterio ya no tiene más que perder, que no sean las cadenas. Estamos trabajando denodadamente por el cambio político, organizando la rebelión del pueblo y el magisterio, para rescatar la democracia, el sistema educativo, la carrera docente y la calidad de vida del magisterio venezolano. 

ABAJO LA DICTADURA. 

REBELIÓN MAGISTERIAL.

MOVIMIENTO DE EDUCADORES SIMÓN RODRÍGUEZ

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