Las discusiones de la II Convención Colectiva Única y Unitaria de los Trabajadores del MPPE se iniciaron hace dos semanas y solo se han aprobado cláusulas conceptuales, esperándose que el MPPE haga una contraoferta económica global a la coalición sindical que representa a los educadores, administrativos y obreros.
Adelantar las discusiones de esta II Convención Colectiva fue una propuesta realizada por nosotros, el Movimiento de Educadores Simón Rodríguez, en febrero de este año (ver Exigimos discusión inmediata de la II Convención Colectiva Única y Unitaria) para llamar la atención de la gravedad de la crisis humanitaria y el empobrecimiento acelerado al que estamos sometidos los trabajadores activos y jubilados, pues el vencimiento de la I Convención Colectiva Única y Unitaria vigente estaba previsto para el mes de mayo.
Pero el interés de la parte patronal pareciera ser político electoral, buscando aprobar el contrato colectivo dentro de la estrategia de adelanto de las elecciones presidenciales, para de esta forma incorporarlo a la campaña electoral de Nicolás Maduro, lo cual rechazamos tajantemente.
El sector docente es uno de los más golpeados por la crisis, evidenciándose la misma en la estampida de miles de educadores, quienes prácticamente huyen del país en busca de ganarse la vida normalmente.
Si el gobierno quiere detener la diáspora de docentes, tiene que hacer buena la letra del artículo 104 de la constitución nacional que establece a éstos unas condiciones de vida acorde a su elevada misión.
Sin embargo, la realidad socio-económica de los educadores es dramática al tener que subsistir con ingresos inferiores a los 8 dólares mensuales; unos 0,25 centavos diarios. La OIT y el Banco Mundial (organismos nada socialistas) consideran un ingreso infrahumano los que están por debajo de 1,94 dólares diarios o 58,2 dólares mensuales.
Pero en nuestro país la situación se agrava más por la hiperinflación que destruye los salarios, las jubilaciones, las pensiones y el ahorro. La canasta alimentaria para el mes de enero 2018, según el Cendas-FVM, pasó largo de los 24.400.000 bolívares y el sueldo promedio de un docente con posgrado a penas puede comprar el 5,64 % de la misma, es decir, tiene un 94,36 % de déficit para poder adquirirla.
El déficit de su salario llega a 96,11% si se trata de comprar la Canasta Básica, que en enero sobrepasó los 35.392.000 bolívares, teniendo su salario un increíble poder de compra de sólo 3,89% sobre la misma.
Si a ello le sumamos el hambre, la desmejora en los servicios públicos, la falta de medicamentos, el desastre en la atención hospitalaria y la eliminación progresiva del seguro de HCM; la escasez, entre otros males, hacen que se ponga en riesgo la vida misma de todos los trabajadores y el pueblo en general. No es exagerado afirmar que estamos sometidos a una eutanasia progresiva.
A pesar de los últimos aumentos salariales, vemos cómo se abre más el abismo entre los menguados ingresos y la satisfacción de las necesidades básicas de los educadores y su familia.
Esta II Convención Colectiva Única y Unitaria tiene una importancia capital no sólo para mejorar las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores de la educación y que de alguna manera ayuden a frenar la diáspora docente, cuyas vacantes no podrán ser cubiertas por la "chamba juvenil"; tiene aún mayor importancia en la salvación de la escuela como el espacio para el ascenso social, la creación de ciudadanía y el debate necesario por la reconstrucción del país.
Quienes conformamos el Movimiento de Educadores Simón Rodríguez exigimos que la Mesa de Negociación Contractual acelere las discusiones para que este mismo mes el sector educación podamos obtener un salario y seguridad social que dignifique la carrera docente y el trabajo en las escuelas. La realidad exige que la firma de esta II Convención rescate el salario, el trabajo y la escuela como espacio de formación y civilismo.
¡FIRMA DE CONTRATO YA!
Movimiento de Educadores Simón Rodríguez
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