Nicolás Maduro anunció el inicio del año escolar 2020-2021 bajo el plan “Cada familia una escuela” en todos los niveles y modalidades del sistema educativo a partir de este 16 de septiembre, además de la apertura de los planteles el 5 de octubre y días siguientes para que los estudiantes conozcan a sus docentes y reciban asesorías pedagógicas.
Pese a las amenazas, coacción y amedrentamiento de sus comisarios políticos, el magisterio junto a los padres y representantes no se prestaron a esta farsa de inicio del nuevo año escolar y desde este 16 de septiembre se está materializando una desobediencia colectiva convertida en PARO TOTAL DE ACTIVIDADES ESCOLARES. Padres y representantes y docentes no acatan el llamado a iniciar el nuevo año escolar.
Con el llamado a iniciar clases Maduro quiere aparentar ante el país y el mundo que existen condiciones materiales para el cumplimiento del derecho humano a la educación. La verdad es que ni él ni el ministro garantizan absolutamente nada. En una perversa estrategia que pretende invisibilizar nuestra realidad.
Por ejemplo, nada dijo de los 3 dólares mensuales, percibidos como pseudo sueldo por los educadores de primaria y secundaria, de las paupérrimas condiciones de trabajo de los educadores ni sobre la pobreza multidimensional, que pasó de 51% en 2018 a 64,8 en 2019; ni que el 96,3% de los hogares son pobres de ingreso; que el 79,3% de la población no tiene como adquirir la canasta de alimentos y el 70% tienen inseguridad alimentaria grave y moderada. Tampoco nada dijo sobre el 30% de niños con desnutricción crónica, del 44% de población inactiva económicamente y mucho menos que existen 4 millones de niños en situación de vulnerabilidad, y no tienen garantía en su derecho a la educación.
Estas aterradoras cifras de la situación social de Venezuela las revela la Encuesta ENCOVI 2019-2020 y evidencian la inexistencia de condiciones sociales, económicas, de trabajo y sanitarias para reiniciar actividades escolares, sea con la modalidad que sea. Es que con pandemia o sin pandemia no hay condiciones pues éstas son infrahumanas y por ello la educación no es posible, es solo una caricatura que pretende hacer creer a los docentes que enseñamos y a los estudiantes el papel de que aprenden. En definitiva, es una estafa.
Ignora Maduro el problema emocional, de incertidumbre y el estrés al que están sometidos tanto docentes como padres y representantes, quienes tienen como prioridad buscar cómo mantenerse vivos, cómo conseguir los alimentos y medicinas, así como evitar contagiarse en estas condiciones infrahumanas y de abandono total con carencia de todos los servicios básicos como la electricidad, la conectividad, el gas, el agua, la gasolina entre otros problemas sociales.
Es a esta dura realidad a la que está sometido el magisterio, sus estudiantes y familias. Ello es consecuencia de la política del gobierno de Maduro, que a nuestro entender son tratos crueles, inhumanos o degradantes que tienen un paralelismo con las recientes denuncias del Consejo de Derechos Humanos de la ONU con respecto a las ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y torturas a víctimas.
Estamos frente a un gobierno que humilla y esclaviza, que no le importa la vida del maestro ni de los estudiantes venezolanos y que prácticamente ha convertido al país en un gran ghetto donde se lleva a cabo un exterminio por hambre y falta de atención médica oportuna a los trabajadores y el pueblo.
Al negarnos a seguir laborando sin las garantías más elementales para sobrevivir, estamos haciendo un ejercicio de educación para la vida, la dignidad, la democracia y la libertad. Estamos negándonos sencillamente a seguir siendo tratados como esclavos de un gobierno que si tiene mil millonarios recursos económicos para comprar misiles y pertrechos militares pero que se los niega a la educación y la salud del pueblo. Un régimen que gasta millones de dólares comprando unas máquinas electorales que serán usadas en el fraude electoral del 6D mientras las escuelas, liceos y hospitales del país están en muy precarias condiciones de infraestructura.
El derecho humano a la educación y todo lo que ello implica para su realización, es responsabilidad y función indeclinable del Estado por mandato constitucional; no es ni responsabilidad del docente ni de los padres y representantes el que se garantice este derecho social fundamental, por lo que denunciamos a este régimen como violador de esta garantía universal, pues este derecho no se circunscribe a dar clases, es un todo, e incluye las condiciones laborales de los docentes, recursos tecnológicos, didácticos y una inversión sostenible en infraestructura con toda su dotación.
Por tanto, el único responsable de que no haya educación es Maduro y sus ministros de Educación.
Por todas las razones de sobrevivencia a las que estamos sometidos, este magisterio declara no volver a laborar hasta que se nos restituya el valor de los sueldos y salarios, el valor trabajo y que no son otra cosa que la garantía al derecho a la vida, a la alimentación, a la salud, y a todas las condiciones mínimas materiales y sanitarias para ejercer la mejor y más noble de todas las profesiones.
Este magisterio no se arrodilla ni se rinde estará siempre de pie luchando creativamente en medio de esta pandemia y demás condiciones adversas.
¡CON HAMBRE Y SIN CONEXIÓN EL NUEVO AÑO ESCOLAR ES UNA ESTAFA!
¡EDUCADOR, REBELATE!
¡SEMBREMOS LUCHA PARA COSECHAR LIBERTAD!
MOVIMIENTO DE EDUCADORES SIMON RODRIGUEZ
ASOCEJUPRC
ACEJPUEA
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